Método inductivo

De Filosofia de las Ciencias
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Al abordar el surgimiento de la ciencia moderna, en contraste con la antigua, vimos cómo fue creciendo una preocupación sobre el método científico al tiempo que cambiaba drásticamente (desde un punto de vista conceptual) nuestra visión del mundo natural. El cambio científico que supone la revolución copernicana fue acompañado de una discusión sobre cómo hacer ciencia (se puede decir que hubo al mismo tiempo una revolución científica y otra "metodológica").

Estas visiones fueron de gran influencia hasta que llegamos al siglo XX. Aquí presenciamos otra discusión sobre el método científico. Esta vez la duda no se cernía sobre la confianza que merece un experimento realizado por nosotros mismos en contraposición con los relatos ajenos, sino sobre la posibilidad de no estar llevando a cabo lo que el mismo método baconiano nos pedía sobre la observación confiable y desprovista de hipótesis previas o prejuicios (o nociones falsas de las que nos debíamos proteger según Bacon).

¿Cómo es que un científico recolecta información sin ninguna hipótesis previa acerca de qué cosa es relevante y qué cosa no? ¿Debería anotar a qué hora llegó al laboratorio y de qué color es su vestimenta, de qué material y quién le ha regalado su preciosa camisa? Todo esto no parece relevante. Claro está que si usa zapatillas que lo aislan o va descalzo o lleva un calzado que es buen conductor de la electricidad, esto será relevante para algunos de los resultados en electrostática. ¿Pero entonces cómo decidir sobre qué datos registrar y cuáles no?

Este problema termina en un corte pragmático con una hipótesis de relevancia. El investigador decide de antemano que para lo que se propone investigar, ciertos datos serán relevantes y ciertos datos no. De hecho dirá cuáles son relevantes y ni siquiera se tomará el trabajo de enumerar la infinidad de aspectos que no le parecen relevantes. De hecho parece absurdo ponerse a enumerar esos aspectos.

Con esto queda totalmente claro que el investigador primero decide cuáles va a registrar de la maraña de datos que tiene disponible. Luego recién se dedica a la observación o registro de esos datos. Respecto a esta secuencia Galileo expresaba que primero observaba, luego imaginaba y finalmente experimentaba o medía. Es decir que entre las observaciones que le habían motivado la investigación y aquellas mediciones u observaciones específicas para el experimento, había una etapa intermedia de decisión o imaginación de qué curso de acción tomar en la investigación. Por lo tanto, con estas etapas no estaríamos cumpliendo con los deseos de Bacon para el investigador ejemplar.