Heráclito

De Filosofia de las Ciencias
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Heráclito se destaca entre los filósofos presocráticos por varias razones. Escribió lo que hoy en día identificaríamos como aforismos, sentencias breves, susceptibles de ser interpretadas de diverso modo, que combinan la estructura de la prosa con la densidad semántica de la poesía. Fue apodado, ya en la Antigüedad, a causa de este estilo de escritura, el "Oscuro" (en la imagen de Moreelse se usa a modo de simbolismo en su vestimenta).

Heráclito según Johannes Moreelse

En el centro mismo de su pensamiento se ubica la reflexión acerca del cambio y la estabilidad. La naturaleza, afirma, "ama ocultarse" (fragmento 123), pues existe una tensión invisible entre términos opuestos que constituye la estructura del ser de cada cosa. Para ilustrar esto, Heráclito recurre a una analogía con un arco o una lira, que existen sólo por la tensión entre la madera y la cuerda. Ahora bien, si uno de los opuestos sobrepasara al otro, la cosa se destruiría. Por eso, para que el cosmos se mantenga en orden, existe una racionalidad inmanente, que Heráclito denomina "lógos", que constituye todas las cosas a modo de una legalidad interna que impide que uno de los opuestos se imponga sobre el otro. Ahora bien, este lógos inmanente a todas las cosas no puede ser captado por medio de los sentidos. De hecho, Heráclito critica a la mayoría de los hombres por confiar excesivamente en lo que perciben, y no darse cuenta que los opuestos conviven en oposición. El error de los hombres, según Heráclito, consistiría en quedarse con sólo uno de los opuestos.

Las imágenes del río

Para ilustrar esta oposición entre permanencia y cambio, Heráclito recurrió a la imagen de un río, el cual, a pesar de renovar sus aguas continuamente, permanece siendo el mismo. Precisamente, el hecho de que el agua fluya es lo que constituye la condición de posibilidad de su existencia. La frase "todo fluye" (en griego: "pánta rhêi"), contra lo que comúnmente se cree, no pertenece a Heráclito, sino, probablemente a un discípulo suyo llamado Cratilo, quien negaba cualquier tipo de estabilidad. Aristóteles cuenta que Cratilo sostenía que Heráclito, en vez de afirmar que no es posible bañarse dos veces en el mismo río (que por el fluir no sería exactamente el mismo), debería haber dicho que no es posible hacerlo ni una sola vez, en tanto ni el río ni el que entra a bañarse permanencen siendo los mismos el suficiente tiempo como para constituir una entidad constante.

Río Paraná en Argentina. Un río que a Heráclito le hubiera gustado

Dejamos algunas preguntas para los lectores:

1) ¿Qué otros pares de opuestos, además de los señalados por Heráclito, se pueden añadir como necesarios uno para el otro?

2) ¿Qué problemas habría para explicar el movimiento a partir de la postura de Cratilo, que niega la existencia de cualquier tipo de estabilidad?